martes, 21 de octubre de 2008

Que llueva, que llueva, la vieja esta en la cueva!!!!


DIA: VIERNES 05-09-2008
TRAYECTO: CACOAL - CACERES
HORA SALIDA: 8:00 AM
KMS. RECORRIDOS: 787 kms.
TIEMPO: SOLEADO, TORMENTA ELECTRICA
CARRETERA: BUENA

Todos nuestros días tenían un promedio de 400 a 500 kms. Pero basándonos en las recomendaciones de los amigos de Brasil, este día debíamos apretar un poco el paso para poder llegar a una ciudad segura. Puesto que a mitad de camino nos tocaba bordear la frontera de Bolivia. Los consejos decían que no parásemos a dormir en ninguna de estas ciudades para evitar peligros como robos de autos o pertenencias. Más era la ruta la que marcaba la pauta de lo que podríamos recorrer. Bien fuera por tráfico, tiempo o estado de carretera. Cada día al arrancar el siguiente tramo, todos en unión, leíamos una oración que nos fue entregada en Venezuela por un familiar. Cosas de creer o reventar, cada oración conjugaba perfectamente con lo que nos acontecía en el día.
Salimos más temprano que de costumbre para poder aprovechar, la ruta estaba bien, el tráfico bastante fuerte de camiones, estos dificultaban nuestro avance, ya que con tanto peso como traíamos, adelantarlos era una proeza. Camiones de 20 metros de largo, en subida y Rosaguiver a toda máquina, había que calcular bien el momento. Buenas rectas o bajadas largas que nos dieran impulso adicional. Si no, pasábamos hasta 10 o 15 minutos detrás de estos larguísimos camiones.
Ya llevábamos más de la mitad del recorrido planificado cuando una tormenta eléctrica bestial, me obligó a parar en una estación de servicio en Vilhena y esperar que escampara. Ya presentíamos que llegaríamos de noche a la próxima ciudad. Y como la lluvia fue una fiel compañera en nuestro viaje, hicimos como la canción, esperamos a que la vieja se fuera a la cueva para seguir rodando.
Como siempre hay un ángel salvador, un señor que nos cruzó en varias partes de la ruta se nos acercó y ofreció ayudarnos. Un argentino residenciado en Brasil, el Sr. Mario y su esposa, nos brindó unos cafés, nos ayudó a conseguir un buen hotel, barato y cómodo. Y como adicional también nos dio recomendaciones de ruta que siempre nos venían como anillo al dedo.
Fue el día que más kilómetros hicimos en Brasil, así que cuando llegamos al hotel, la comida nos la trajeron a la habitación, pudimos comunicarnos con nuestras respectivas familias y algún que otro amigo conectado al Messenger.
Aníbal y yo trazamos la siguiente ruta, en la que siempre estando todos de acuerdo, decidíamos a que hora partiríamos y cual sería la próxima ciudad a la que llegar.

Rodar y Rodar



DIA: JUEVES 04-09-2008
TRAYECTO: PORTO VELHO - CACOAL
HORA SALIDA: 8:35 AM
KMS. RECORRIDOS: 496 kms.
TIEMPO: SOLEADO Y CALUROSO, VIENTO CRUZADO
CARRETERA: 80% BUENA,
20% EMPARCHADA



En esta tercera etapa de nuestro viaje, mejoró muchísimo la carretera. Ya no veríamos más tramos de tierra o con inmensos huecos, pero estos fueron suplantados por los vientos fuertes, los caminos de sierra y la cantidad innumerables de camiones y camiones que pasamos y nos pasaron, en ambos sentidos en los siguientes 2800 kms de ruta que nos precedían.
Adoptamos una rutina de actitud y viaje, que todos respetábamos y hacíamos con alegría y entusiasmo. Al llegar a cada ciudad que previamente habíamos marcado en nuestro itinerario a realizar por día. Era localizar un hotel cerca de la ruta, pero que tuviera las necesidades que nosotros queríamos. Como, estar juntos los 4 en una sola habitación, tener Internet, garage y comida cerca. Y por supuesto que fuera económico dentro de lo respetable. No sé si teníamos suerte o algo supremo nos guiaba siempre a lograr estas metas. Nunca tuvimos que preocuparnos mucho o dar muchas vueltas hasta encontrar lo necesitado. Cada llegada a los hoteles era una fiesta particular, quien iba primero a la ducha, quien usaba primero la laptop, que comeríamos. Aparte de respirar hondo y decir, hemos logrado otro tramo más sin contratiempos, mi tranquilidad de tenerlos a todos sanos y salvos, era mi mejor descanso.
Quizá por sentirme responsable de la vida de todos, manejé la mayor parte del tiempo. Aníbal también contribuyó, pero el solo traerlo conmigo, me daba más fuerza y confianza. Partíamos lo más temprano que podíamos para aprovechar las mejores horas, por lo que siempre arrancaba yo y dejaba que los chicos durmieran. Después del mediodía y si la ruta se veía tranquila, le pasaba el volante a Aníbal para yo relajarme un poco.
No en todas las ciudades que llegábamos teníamos oportunidad de salir a conocer, más que nada era descansar. Al llegar a Cacoal, que fue realmente temprano, hasta en la piscina pudieron los chicos echarse un chapuzón y luego caminando fuimos a cenar, mirar tiendas y charlas con la gente.
Muchos en Venezuela, mis amigos y familiares, nos preguntaban como hacíamos con el idioma. Puedo asegurarles que fue más fácil de lo que pensamos, así como divertido y placentero. Aprendimos rápidamente a comunicarnos y hasta charlar, hacernos entender y reírnos con los chistes de la gente. Obviamente, Rosaguiver marcaba la pauta donde fuera que llegáramos, la gente siempre se acercó con amabilidad y respeto a pedirnos permiso para fotografiarnos o filmarnos. Y a su vez conocer la historia que marcaba nuestro viaje. En la ruta nos pitaban y nos saludaban dándonos ánimo. Fue siempre muy alentador saber que estábamos apoyados y cuidados.
Tampoco todo siempre fue rosas, dentro del espacio reducido en el que día a día recorríamos kilómetros tras kilómetros, se presentaron peleas y discusiones entre los chicos, alguna que otra vez se enojaban y hacían caprichos. Más que nada Martín se ponía difícil y enojado se quedaba dormido. En cambio Mónica tenía días de mutismo total y melancolía. Aníbal siempre estuvo de buen humor y conversador, nos entreteníamos charlando miles de cosas.
Otro día más de viaje tranquilo y un buen lugar donde pernoctar con comodidad.